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Epicondilitis lateral (Codo del tenista)

EPICONDILITIS LATERAL (CODO DEL TENISTA)

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La epicondilitis lateral (o codo del tenista), es una patología degenerativa (o sobreuso) que afecta a los tendones que extienden la muñeca y dedos, y que se insertan en una prominencia ósea lateral del codo llamada epicóndilo lateral. (Fig 01)

Síntomas


– Dolor: en la parte lateral del codo (síntoma cardinal) (Fig 02). Puede irradiarse hacia el dorso del antebrazo. Aunque suele ser intermitente, con el sobreuso repetido, puede transformarse en continuo. Empeora al agarrar o traccionar objetos. En casos más severos, el dolor puede ocurrir en reposo o por la noche, alterando el dormir.

– Sensibilidad: de la zona lateral del codo

– Debilidad: inicialmente sólo con objetos pesados, pero en casos más avanzados, puede ser con objetos muy livianos.

Afecta a personas entre 30 y 50 años, con igual prevalencia en hombres y mujeres, y de predominio en la mano dominante. 

Es causada por el uso repetitivo de los tendones encargados de la extensión de la muñeca y los dedos, quienes cruzan todo el antebrazo desde el epicóndilo lateral al dorso de la muñeca y dedos. Cualquier persona que realice estas actividades, no sólo “tenistas”, o use herramientas vibratorias, pueden verse afectado (digitadores, trabajadores manuales).

En pacientes deportistas, esta condición puede ser precipitada por una mala mecánica y/o técnica, o un equipamiento inadecuado.

Sus síntomas son consecuencia de la inflamación (neovascularidad) de los tendones, de pequeños desgarros intrasustancia, o incluso un arrancamiento (avulsión) del tendón del epicóndilo lateral. 

El diagnóstico es clínico.

Generalmente, el estudio de imágenes más recomendado, y costo efectivo, es mediante radiografías (Fig 03) y ecografía (Fig 04).

En ocasiones, la resonancia magnética (RM)(Fig 05) puede ser útil para excluir otras causas de dolor lateral de codo refractario a tratamiento conservador .

Tratamiento


En la mayoría de los casos, el tratamiento conservador es exitoso.

  • TRATAMIENTO CONSERVADOR:

    Entre las alternativas terapéuticas conservadoras están:

  • MODIFICACIÓN ACTIVIDADES - INMOVILIZADOR MUÑECA:

    Modificaciones como reposo deportivo inicial o modificación de la actividad, optimizar ayudas ergonómicas en el trabajo, el uso de antiinflamatorios/analgésicos, y de hielo local intermitente.

    Algunas recomendaciones en la vida cotidiana para evitar la sobrecarga en el antebrazo y el codo son:

    • Evite rangos extremos de movimiento del codo, tanto en extensión como en flexión.
    • Evite los movimientos repetitivos de mano y muñeca, y tome descansos de tales actividades cuando sea necesario para realizarlas.
    • Evite cargar objetos pesados ​​con el brazo en extensión completa; es mejor realizar trabajos, o levantamiento de pesas, con el codo parcialmente flectado.
    • Use las dos manos para agarrar herramientas pesadas, y al jugar tenis, prefiera el revés a dos manos.
    • Limite los movimientos repetitivos de agarre de mano y muñeca.
    • Si al volver al deporte, o actividad laboral, hay un movimiento que duela, evítelo y consulte a su médico.

     

    El uso de inmovilizador de muñeca (Fig 06), sirve en la recuperación, ya que bloquea el tendón extensor de la muñeca (causante de la epicondilitis). 

     

    * Ver Blog #02: Tips para prevenir y tratar la epicondilitis

  • FISIO/KINESITERAPIA:

    Realizar un plan de ejercicios de elongación, isométricos y de contracción excéntrica de los extensores de dedos y muñeca, ya sea dirigido por un fisioterapeuta, o hecho por su cuenta, pueden ser de gran ayuda. Sin embargo, requiere de mucha constancia y paciencia! (Fig 06 a-c). (Ver pauta ejercicios sugeridas de mi canal youtube)

  • INFILTRACIÓN LOCAL:

    – Infiltración corticoides: Se pueden usar en el EL para aliviar los síntomas. De preferencia, y para mayor exactitud, se recomienda guíada bajo ecografía (Fig 07). Su componente antiinflamatorio puede reducir la inflamación y dolor peritendíneo, y junto a una fisio/kinesiterapia puede ayudar mejor en la recuperación, que por sí sola. No se recomiendan más de dos en un año, dado que pueden causar una mayor degeneración del tendón y atrofiar el tejido graso debajo de la piel.

     

    – Infiltración de Plasma Rico en Plaquetas (PRP): Puede ser útil para tratar los desgarros intrasustancia del tendón extensor común. Su objetivo es estimular la cicatrización de esta lesión degenerativa. Sin embargo, sus resultados inicialmente promisorios, han sido debatidos con la evidencia actual, lo que sumado a su alto costo, lo hace una alternativa menos alcanzable y de efecto similar a otras alternativas terapéuticas.

  • ONDAS DE CHOQUE:

    Mediante ondas de sonido de alta intensidad sobre el EL y tendón lesionado, provoca una respuesta inflamatoria que produciría alguna regeneración tisular. Sin embargo, no está claro el número sesiones recomendadas, tiene un costo alto en algunos centros, y la evidencia actual no es concluyente en su efectividad. Aparentemente, aplicada con otras alternativas fisioterapéuticas, tiene más beneficios que riesgos (Fig 08).

  • ELECTROLISIS PERCUTÁNEA INTRATISULAR (EPI):

    Es una modalidad de fisioterapia invasiva guiado por ecografía, que consiste en aplicar corriente galvánica a través de una aguja de acupuntura, con el objetivo de reparar el tejido dañado.

    Es una técnica que ha ganado popularidad, y ha mostrado interesantes resultados. Sin embargo, debe ser realizada por gente experimentada, y asociada a otras alternativas terapéuticas. (Fig 09) 

  • TRATAMIENTO QUIRÚRGICO:

    Está indicado cuando el tratamiento conservador ha fallado, al menos por seis meses.

    Su objetivo es resecar todo el tejido patológico dentro del tendón afectado, que es la fuente del dolor, y crear un entorno biológico para que el tendón normal se recupere. Esto se puede realizar a través de dos técnicas: abierta y artroscópica.

    La elección de la técnica quirúrgica, se basa principalmente en la experiencia del cirujano, y la presencia (o sospecha) de otras lesiones asociadas (plicas sinoviales, osteocondritis, inestabilidad posterolateral rotatoria). Ambas presentan resultados similares, con un éxito entre el 85-90% de los pacientes.

  • LIBERACIÓN QUIRÚRGICA ABIERTA:

    Consiste en una pequeña incisión, de 3-4 cm sobre el epicóndilo lateral del codo. Se identifica el tendón extensor afectado, se abre en su zona de inserción del epicóndilo lateral (EL), y extrae todo tejido patológico desde fuera – adentro. Luego, se decortica o cruenta el EL, con el objetivo de crear un pequeño sangramiento que estimulará células encargadas de generar una respuesta reparativa local (Fig 10 a-d).

  • LIBERACIÓN QUIRÚRGICA ARTROSCÓPICA:

    El principio quirúrgico es similar al abierto, pero mediante 2 pequeñas incisiones de 1 cm cada una, por lateral y medial del codo.

    Se identifica el tendón extensor afectado, se abre en su zona de inserción del epicóndilo lateral (EL), y extrae todo tejido patológico de adentro-afuera. Luego, se puede decorticar o cruentar el EL.

    Tiene la ventaja de ser menos invasiva, y de poder diagnosticar, y tratar en el mismo acto, patología dentro de la articulación que de forma abierta no hubiera podido detectarse (como la osteocondritis disecante, o plicas sinoviales)(Fig 11 a-f).

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